LAS CENTRALES TERMOELÉCTRICAS SON UN CONFLICTO ETERNO

Aunque estemos en pleno verano y muchos ya estén haciendo uso de sus merecidas vacaciones, no escribiré sobre eso, y no debo negar que estuve apunto de hacerlo, sin embargo la posible construcción de una central termoeléctrica en Ñuble, específicamente en la ciudad de Bulnes, la que parece detenida en el tiempo desde hace muchos años y que quizás por eso ha comenzado a sucumbir ante los cantos de sirena de las mega empresas que prometen y prometen hasta que…ha llamado poderosamente mi atención.

Primero quiero aclararles algunas cuestiones básicas que deben ser comprendidas y aprendidas por los habitantes de esa comuna y claro está por sus autoridades. -Los más de cuatro mil kilómetros de costas que posee Chile, le permiten generar una serie de actividades productivas, como la pesca y el turismo, pero además, se han convertido en terreno fértil para la instalación de un nuevo protagonista de las playas: Las centrales termoeléctricas.

La progresiva construcción de este tipo de empresas energéticas saltó al debate cuando se autorizó hace ya tiempo el proyecto termoeléctrico Barrancones, a unos 25 kilómetros de uno de los santuarios de la naturaleza más importantes del país: Punta de Choros. La indignación fue tal que se organizaron masivas protestas en distintas ciudades y el Presidente Sebastián Piñera negoció con la transnacional Suez Energy para reubicar la planta. Finalmente, la firma de capitales franco – belgas, anunció que no era viable cumplir con la petición del Mandatario, por lo que el proyecto no se construiría y que “analizarían otras alternativas mejores”.

Pero aún no es momento de cantar victoria. Pese a la oposición ciudadana, recientemente se dio luz verde a la termoeléctrica Campiche de la empresa nacional AES Gener en el sector de Puchuncaví. La zona había sido declarada como medio ambiente saturado, precisamente, a consecuencia de las actividades de la termoeléctrica Ventanas de Codelco, la Central Termoeléctrica Quintero y la Termoeléctrica de Con Con, las que operan en un radio que no supera los 40 kilómetros.
Todos proyectos que tuvieron fuerte oposición de las comunidades aledañas. ¿La razón? El principio de las termoeléctricas es generar calor para calentar agua y producir vapor a presión que hace funcionar turbinas que generan electricidad. -Utilizan combustibles fósiles, como el gas o el carbón en estos casos, y para poder trabajar extraen agua del mar devolviéndola con cloro y un aumento, en promedio, de cuatro grados de temperatura. Pero ojo, cuando el agua del mar no está disponible, sí lo están los cursos de agua dulce como canales, lagos o ríos y aquí es donde Bulnes debe tener mucho cuidado a la hora de hipotecar para siempre un importante sector des sus tierras rurales, las que sufrirán un cambio drástico para obtener la preciada energía. Otro tema son los gasoductos que llegarán hasta la central para abastecerla, pero a esto debemos agregar el hecho de que esta central será de ciclo combinado. O sea que si el gas falla, se utilizará el petróleo como medio de calentamiento.

Por todo esto, es sorprendente que la política energética de Chile de los últimos años haya optado por privilegiar este tipo de industrias. Para la coordinadora del programa de Medio Ambiente de la Fundación Terram, Paula Vasconi, esto se explica porque “las decisiones no se han tomado a mediano y largo plazo, sino de acuerdo a la coyuntura” Chile tuvo una sequía que provocó una crisis energética. Después se optó por cambiar al gas natural que provenía de Argentina, que de los combustibles fósiles era el menos contaminante. Pero cuando el gas comenzó a faltar, las termoeléctricas optaron por combustibles más contaminantes como el diesel o el carbón. Y, en general, como no hay lineamientos para una política energética estratégica de país, funcionamos en base al mercado y éste prioriza la más barata, lo que en términos de costos por megawatt de inversión, nos da como resultado la moda de las termoeléctricas.

Según los expertos, este proceso también ha sido empujado por la explosión de la actividad minera, que cada vez requiere mayores inyecciones de energía para poder funcionar. En la actualidad, la minería consume el 30 por ciento del total de la energía del país y para el futuro se espera que la demanda siga creciendo. De hecho, la inversión para la expandir el sector en los últimos 20 años fue de cerca de 20 mil millones de dólares y sólo para los próximos siete años ya se tienen contemplados 50 mil millones de dólares con el mismo objetivo.
De hecho, el plan de obras que tiene la Comisión Nacional de Energía para los próximos diez años contempla la construcción de diez centrales a carbón en el norte de Chile, donde está el foco de la actividad minera.

Es por eso que, a juicio del director del Observatorio Latinoamericano de Conflictos Ambientales, Lucio Cuenca, “aquí estamos en un círculo vicioso que claramente tiene que romperse no sólo no construyendo, sino que modificando la estrategia de desarrollo de explotación de recursos naturales de manera intensiva y sin ninguna intervención del Estado”. Tampoco hay que perder de vista que los convenios internacionales exigen que los productos exportados sean elaborados de manera limpia, es decir, presentando la menor “huella de contaminación posible”.

Por eso, más que nunca, queda a prueba el compromiso del Gobierno de lograr que de aquí al 2020, el 20 por ciento de la matriz energética esté compuesta por Energías Renovables No Convencionales. -Además entra también en el juego el acuerdo de disminuir las emisiones de gases de efectos invernaderos que deberá zanjarse en noviembre de 2013 en Cancún junto a todos los Estados miembros de la ONU. Compromisos que será imposible de materializar si en Chile, por ignorancia de las políticas de estado y de las cuales el estado no nos informa, continuamos basando nuestro consumo energético en las tristemente famosas centrales termoeléctricas.

Para Tejemedios escribió:
LUIS OVIEDO CASTRO
SOCIÓLOGO, LICENCIADO EN CIENCIAS DE LA MODERNIZACIÓN